Hilos Tensores

El tratamiento de estética con hilos tensores es una novedosa técnica mínimamente invasiva para tratar la flacidez de la cara. Con los nuevos hilos tensores llega una nueva ingeniería facio-corporal, un salto cualitativo frente a tratamientos anteriores. A este técnica se la conoce como el nuevo ‘lifting’ no quirúrgico.

Su éxito es similar al que tuvo la toxina botulínica y con el que se consigue un rejuvenecimiento facial casi inmediato con una técnica segura, muy sencilla y rápida, sin incisiones, sin dolor y con un material biocompatible y reabsorbible.

Antes de poner los hilos, se realiza un dibujo en la zona a tratar; es decir, un mapa que sirve de guía para colocarlos. Este material, que consigue devolver la firmeza de los tejidos, se aplica con una aguja-cánula muy fina. Se introduce en un plano a través del tejido celular subcutáneo y, cuando se retira, la hebra queda tensada sin necesidad de anclajes.

En el caso de los hilos mono filamentos se trata de tejer una especie de malla, un entramado de hilos cruzados, que sujete el tejido facial. Hebras muy finas fabricadas con polidioxanoma, un material reabsorbible y biocompatible, procedente de la cirugía cardiaca. Cada hilo provoca una fibrosis progresiva en el tejido celular subcutáneo lo que facilita su anclaje a la piel, dando como resultado una piel más firme y turgente.

Una de las ventajas de este tratamiento es que favorece la formación de colágeno, responsable de la firmeza de la piel. Además de tratar la flacidez facial, los hilos tensores también se ocupan de la corporal.

Este método de rejuvenecimiento es compatible con otros tratamientos como la toxina botulínica, la mesoterapia con vitaminas, el láser o las infiltraciones de plasma rico en factores de crecimiento.

Con los hilos tensores se consigue elevar las mejillas, recuperar del óvalo facial, mejorar los surcos nasogenianos, borrar las líneas de marioneta –arrugas peribucales-, disimular las arrugas del contorno de los ojos y del código de barras, así como elevar las cejas, mejorar el doble mentón, reafirmar el cuello, el interior de los brazos, los muslos, las rodillas, los glúteos, las mamas e incluso abdomen.

Los últimos en aparecer han sido los hilos “espiculados”, compuestos por ácido poliláctico, un material reabsorbible, con una disposición helicoidal que origina la fibrosis alrededor de los mismos, siendo necesarias para su colocación la incisión con anestesia local, fijación y anclaje, son aún más eficaces para la tracción de tejidos.